¡OTRO MÁS! QUE CONSTE QUE EL ÚLTIMO EN LLEGAR PAGARÁ LA CUENTA, ¿EH?

Esto se va acabando. Si acaso por cumplimiento del aforo máximo permitido. Y es que ya no cabe mucha más gente en este bar, el “Bar de las Primarias Republicanas”. Scott Walker ha sido el último en anunciar su candidatura este lunes pasado y lo de “último” va porque es el más reciente, no porque después de él no vayan a venir más. De hecho, estamos a la espera de John Kasich, el gobernador de Ohio, que se rumorea que hará pública su candidatura con casi total certeza el martes de la semana que viene y, quizás de algún otro (Jim Gilmore, un ex gobernador de Virginia) que se rumorea que no lo anunciará hasta  la primera semana de agosto, pero que yo personalmente veo tan improbable que sea cierto eso de que va a presentarse que no concedo mucha verosimilitud a ese rumor. Sea como sea, ahora mismo son quince los candidatos presentes y eso es un número ciertamente respetable. Habrá tortas para “clasificarse” entre los diez que estarán presentes en el primer debate televisado, el del 6 de agosto en Fox News. Y los que no logren estar entre ellos, quedarán marcados de buenas a primeras con el estigma de “sobras”; algo que puede ser casi tan definitivo como para obligarles a pensar en la retirada de buenas a primeras.

De Scott Walker, pueden decirse muchas cosas y casi todas ellas laudatorias, entre las cuales, por ejemplo, que es un buen republicano y un buen gobernador. Pero ¿es un buen conservador? Por lo menos, su historial político de estos últimos años ha sido el de un aguerrido conservador luchando por implantar las reformas necesarias en Wisconsin, un estado históricamente demócrata, para hacer de ese sitio un ejemplo entre todos los demás. Entre sus hazañas, Walker se ha enfrentado a los sindicatos (y los ha vencido), ha reducido los impuestos tanto a particulares como a empresas, ha reformado la administración, ha hecho aprobar legislación pro-vida, respeta la Segunda Enmienda, exige a los votantes su identificación previa mediante un documento con fotografía incorporada, etc. Por supuesto, Walker hizo mención de todo ello durante su discurso de presentación ayer en Waukesha (Wisconsin).

Hablando ya específicamente de su discurso, este ha sido el que ha tenido la mejor frase de inicio de todos: “Amo los Estados Unidos” (“I love America”). Toda una declaración de intenciones en estos tiempos que corren, cuando lo que priva es despreciar tu país e insultar su bandera. No fue un discurso especialmente emotivo ni de los que ponen en pie, al menos en mi opinión; fue un discurso sólido, muy conservador en su planteamiento y audaz a la hora de ofrecer un avance de lo que sería una presidencia de Scott Walker, prometiendo que la primera cosa que hará nada más llegar a la Casa Blanca  será urgir al Congreso a que revoque Obamacare. Otra cuestión que planteó fue la de impulsar el aprovechamiento de la energía estadounidense de todas las maneras en que esta pueda ser obtenida (la llamada política de “all-of-the-above”), aprobando lo antes posible (él dijo que el primer día de su presidencia, pero tal vez tengamos que esperar al segundo porque no sé yo si tendrá tiempo para tantas cosas cuando aún no habrá sido capaz de aprenderse el camino al Despacho Oval) el proyecto del Oleoducto Keystone XL, paralizado por el gobierno de Obama.

Me gustó su mención al derecho de los padres a escoger la educación que prefieran para sus hijos, ya sea mediante escuelas públicas, privadas, concertadas o incluso en su propia casa (homeschool). Por supuesto, me gustó también su mención a borrar la injerencia del gobierno federal en todos los ámbitos de la vida de los estadounidenses, reduciendo su tamaño. Lo que no me gustó, aunque puedo entenderlo, es la ausencia de toda mención al asunto que ahora mismo ocupa todo el tiempo de los estadounidenses: la inmigración ilegal. Entiendo que Walker haya querido evitar una patata caliente como esa en su discurso de presentación, pero me deja un mal sabor de boca. Como candidato y como uno de los más cualificados de entre todos ellos, creo que no debe evitar pronunciarse sobre los asuntos de más candente actualidad. No sólo porque es sinónimo de “politiquería” de la peor especie (es muy cómodo esperar a ver qué pasa antes de decir nada comprometido), algo que ahora mismo produce repulsión entre los estadounidenses normales y corrientes, sino porque puede provocar que otro candidato más locuaz gane posiciones a tu costa, captando la atención de la gente y su simpatía. A nadie le gustan los pichafrías, que no se mojan ni cuando llueve, y tal vez habría sido conveniente que Walker cogiera el toro por los cuernos y dijera abiertamente lo que piensa. Es cierto que, por declaraciones suyas anteriores, sabemos que no ha optado por ser uno de los que toman el camino fácil de atacar a Donald Trump por aquellas declaraciones suyas de las que ya les he dado cumplida cuenta. Incluso, cuando se ha pronunciado, lo ha hecho situándose de alguna manera a su lado. Así, en una entrevista anterior con Sean Hannity, Walker declaró lo siguiente al ser preguntado por las palabras de Trump:

En lo que se refiere a Donald Trump, como en lo que se refiere a cualquier otro republicano, él puede hablar por sí mismo. Así que no voy a poner palabras en su boca o decir lo que él va a decir. Voy a decirle a la gente lo que yo defiendo y lo que yo creo.

Y lo que él defiende y lo que él cree es esto:

Tratándose de la inmigración, esta es una cuestión en la que he invertido un montón de tiempo. Como sabes, he hablado de esto antes, he ido a la frontera, he estado allí con el gobernador de Texas. He estado con otros funcionarios en otros estados, he hablado con ellos. He estado en el terreno, en el aire, hablando, viendo vídeos. Creo que los estadounidenses piensan que asegurar la frontera es sólo una cuestión de inmigración; es mucho más y mucho más complicado. Es una cuestión de seguridad. Es una cuestión de protección. Es una cuestión de la soberanía de nuestra nación. Si nosotros tuviéramos este tipo de organizaciones criminales introduciéndose en nuestros puertos de mar en las costas este y oeste, estaríamos enviando a la Armada o al menos a los Guardacostas. Y en cambio nos estamos viendo sobrepasados por organizaciones criminales que están introduciendo drogas, armas y personas. No estamos hablando solamente de gente que viene a trabajar. Estamos hablando de gente que… de un tráfico de seres humanos allí. Así que, en primer y más importante lugar, tenemos que poner los recursos necesarios para asegurar la frontera cuando toque, no solamente la frontera en sí, sino la tecnología y el personal.

Y concluyó diciendo:

En tanto que avanzamos en la cuestión de la inmigración legal, deberíamos poner énfasis en decir: “Vamos a velar por las familias trabajadoras estadounidenses, sus salarios, de una manera que mejore realmente la economía estadounidense”.

Sí, muy bien, muy bonito, muy bien dicho, pero… ¡pero a mí me pone Trump cuando dice que va a levantar un muro, que este muro va a ser impenetrable, que va a tener pinchos por todos los lados y que encima va a hacer pagar a México por su construcción! Y me pone porque dice algo concreto, algo que puedo imaginarme perfectamente, mientras que todo lo que dijo Walker, si se fijan bien, no son más que vaguedades que igual acaban resultando de una manera o de otra. Lo dicho: no se moja y en estos tiempos de extrema sensibilidad hacia esos políticos profesionales tan duchos en hablar el politiqués, es un error. ¡2016 es el año de las palabras audaces, los gestos osados y las controversias atronadoras! Quien no siga ese camino, quedará como un “maricomplejines” y esa es principalmente la razón por la que Trump ha logrado captar la atención de una gran parte de la sociedad estadounidense, seguramente la menos predispuesta a dejarse convencer por “otra mierda de politicucho más”: porque habla alto, claro y cree lo que dice.

Ojo que no estoy diciendo que Walker no me guste. Eso no sería cierto. Tal vez sea el último de mis candidatos favoritos, pero de ninguna manera está dentro del grupo de candidatos a los que detesto. Lo que sí estoy diciendo es que Trump (y no tanto él como la reacción a todas luces excesiva y furiosa de la izquierda estadounidense) ha provocado un cambio en el ambiente de estas primarias, que de ser una contienda suave y contenida, se ha convertido ahora en dura y exacerbada. Ya no es tiempo para las medias tintas; ahora toca plantarse delante de todos y gritar como el que más. Y el que no lo haga, quedará relegado al furgón de cola. Los conservadores estadounidenses quieren ver a un tío con un par de cojones encima del estrado (o sea, a Trump) y no a un flojucho como Lindsay Graham, por ejemplo. Walker ha empezado medio bien; habría empezado bien, casi excelentemente, si hubiera introducido la cuestión de la inmigración ilegal en su discurso de presentación, pero no lo ha hecho. Él sabrá por qué, pero a mí me dice que es falta de espíritu combativo. Se habla tanto de Walker como el seguro nominado del Partido Republicano a poco que logre deshacerse de Bush que igual se lo ha creído y ya se ve en la Casa Blanca y piensa solamente en dejar pasar los días y que la nominación caiga por su propio peso. Eso sería un error muy grave y no me lo puedo creer en alguien que lleva presentándose a las elecciones, sean de un tipo o de otro, desde 1990 y que de catorce en las que ha participado, sólo ha perdido dos. No, todo el mundo que lo conoce como político dice que Walker es muy hábil, que sabe leer perfectamente las multitudes, relacionarse individualmente con la gente y hacerles sentir que es uno de ellos, ya sea un granjero o un oficinista. Que quien lo subestima, lo hace por su cuenta y riesgo y que por más que no parezca “listo” o “sofisticado”, como dice el zoquete de Patrick Healy en The New York Times, su capacidad para hacer frente exitosamente a una campaña electoral es de las mayores entre cualquier político republicano de la actualidad. Y eso en Wisconsin lo saben bien; sobre todo los perdedores en esas tres últimas elecciones (dos a gobernador y una moción de censura) en tan solo cuatro años a las que se ha tenido que enfrentar Walker.

Resumiendo: me gusta Walker, pero hay otros que me gustan más. Vamos a ver cómo queda nuestro “Termómetro GRGP” de esta semana, ¿de acuerdo?

Termometro GRGP 8

Como podrán ver, ha habido algunos cambios. Todos ellos consecuencia de estos últimos días de “huracán Trump”. Han sido unas semanas que han servido muy bien para quitar caretas y dejar ver a cada uno tal y como es. Y en algunos casos, sin careta, resultan muy feos. Ben Carson ha caído un peldaño por tibio, Carly Fiorina ha caído un peldaño por idiota, Lindsey Graham ha caído dos por cabrito y a Scott Walker lo he situado a un peldaño de los mejores porque aún tengo algunas dudas (me inquieta sobre todo su equipo de campaña, con nombres conocidos por ser apasionados “cazadores de conservadores” y entusiastas chupaculos del establishment), pero nada impide que según vayan pasando las semanas, pueda ascender. Pero se lo tendrá que ganar, ¿eh? Que uno es muy estricto y no se toma una cerveza con cualquiera… ¡aunque le inviten!

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