"En la raíz de todo lo que intentamos lograr está la creencia de que los Estados Unidos tienen una misión. Somos una nación de libertad, viviendo bajo Dios, creyendo que todos los ciudadanos deben tener la oportunidad de prosperar, crear riqueza y construir una vida mejor para aquellos que vendrán. Si vivimos de acuerdo con esos valores morales, podemos mantener vivo el sueño americano para nuestros hijos y nuestros nietos y los Estados Unidos continuarán siendo la mejor esperanza de la Humanidad".
"La libertad nunca está a más de una generación de su extinción. No se la transmitimos a nuestros hijos en la sangre. Hay que luchar por ella, protegerla y entregársela a ellos para que hagan lo mismo o un día nos pasaremos nuestros años de vejez contando a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos lo que fueron una vez los Estados Unidos donde los hombres eran libres".
"Lo verdaderamente determinante en la lucha ahora desatada en el mundo no serán las bombas y los cohetes, sino una prueba de voluntades e ideas, un juicio de propósito espiritual: los valores que tenemos, las creencias que apreciamos y los ideales a los que nos consagramos".